En cualquier sociedad con un mínimo de ética, por extrañas que sean las leyes que la cobijen, por ajenas sus costumbres, siempre hay algo que no se negocia en ellas: el respeto, base de todas las buenas relaciones y fundamento de toda convivencia.
Y es que hablar de respeto es hablar de los demás. Es tratar de comprender al otro, de aceptarlo como es, como piensa, como actúa, así sea una persona totalmente opuesta a nuestra forma de ver la vida. Es aceptar con gusto el derecho a ser diferente. Qué prueba más grande de respeto la que Dios nos ha dado, que habiéndonos creado nos regaló la libertad y nos la respeta por eso somos seres con libre albedrío.
Pero también es hablar de la vida: porque implica el respeto por nuestro medio ambiente para conservar nuestros recursos, cuidar del agua limpia, del aire, de la tierra, defender la vida de plantas y animales, pues al fin y al cabo todos habitamos en un mismo planeta.
Generar un ambiente de respeto permite obtener múltiples beneficios como el de : Evitar las agresiones para imponer ideas, ejercitarse en la tolerancia, que mucha falta le hace hoy a nuestra sociedad, recuperar relaciones que por falta de respeto se han visto afectadas, escuchar al otro, comprender, comparar, compartir ideas y adquirir conocimiento.
Respetar las reglas de un juego, las normas sociales, las leyes de un país facilitaría un ambiente cordial y amable donde la honestidad se manifieste en cada uno de los actos.
Es muy posible que una educación errónea basada en frases como: “No te dejes”, “Si te pegan golpea el doble”, “Si te gritan, grita más fuerte” haya creado personitas que poco practiquen el respeto y cambiar estos dogmas resulta ser muy difícil, pero mucho más delicados son las situaciones que se crean por falta de respeto. Además, el respeto se gana y la mejor forma de ganarlo es respetando uno primero. Bien decía Rousseau:“Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas”.
Es por eso que se hace un llamado a la reflexión con el fin de revisar nuestra vida y si es el caso procurar cambiar creencias que perjudiquen nuestra sana convivencia.
martes, 13 de mayo de 2008
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